INFORMACIÒN GENERAL

Hamás aseguró que los ataques israelíes contra un campo de refugiados causó al menos 195 muertos

Centenares de personas se preparan para abandonar el asediado enclave palestino.

El jueves, más extranjeros se prepararon para abandonar la asediada Franja de Gaza, mientras el Gobierno de Hamás aseguró que al menos 195 palestinos habían muerto en ataques israelíes contra el campo de refugiados de Jabaliya, ataques en los que, según Israel, habían muerto comandantes de Hamás.

Al menos 320 ciudadanos extranjeros de una lista inicial de 500, así como decenas de gazatíes gravemente heridos, cruzaron el miércoles a Egipto en virtud de un acuerdo entre Israel, Egipto y Hamás.

Fueron evacuados titulares de pasaportes de Australia, Austria, Bulgaria, República Checa, Finlandia, Indonesia, Italia, Japón, Jordania, Reino Unido y Estados Unidos.

Las autoridades de Gaza dijeron que el paso fronterizo de Rafah se reabriría el jueves para que pudieran salir más extranjeros. Una fuente diplomática dijo que unos 7.500 titulares de pasaportes extranjeros abandonarían Gaza en unas dos semanas.

Israel ha bombardeado Gaza por tierra, mar y aire para acabar con el grupo islamista Hamás, respaldado por Irán, tras su incursión transfronteriza en el sur de Israel el 7 de octubre. Según Israel, los hombres armados de Hamás mataron a 1.400 personas, en su mayoría civiles, y tomaron más de 200 rehenes.

Según el Ministerio de Sanidad de Gaza, al menos 8.796 palestinos del estrecho enclave costero, entre ellos 3.648 niños, han muerto por ataques israelíes desde el 7 de octubre.

En las primeras horas del jueves se oyeron explosiones en los alrededores del hospital al-Quds, situado en la densamente poblada ciudad de Gaza, según informó la Media Luna Roja Palestina. Las autoridades israelíes habían advertido previamente al hospital que evacuara inmediatamente, lo que, según representantes de la ONU, era imposible sin poner en peligro a los pacientes.

Dos comandantes de Hamás muertos, según Israel

Israel afirmó que sus ataques del martes y el miércoles mataron a dos líderes militares de Hamás en Jabaliya, el mayor campo de refugiados de Gaza. Israel afirmó que el grupo tenía centros de mando y otras “infraestructuras terroristas debajo, alrededor y dentro de edificios civiles, poniendo en peligro intencionadamente a civiles gazatíes”.

La oficina de medios de comunicación de Gaza, dirigida por Hamás, anunció el jueves que al menos 195 palestinos habían muerto en los dos ataques israelíes contra Jabaliya, y que 120 estaban desaparecidos. Al menos 777 personas resultaron heridas, según un comunicado.

El miércoles, los palestinos rebuscaron entre los escombros en una búsqueda desesperada de víctimas atrapadas. “Es una masacre”, dijo un testigo.

Responsables de derechos humanos de la ONU dijeron que los ataques contra el campo podrían constituir un crimen de guerra.

“Dado el elevado número de víctimas civiles y la magnitud de la destrucción tras los ataques aéreos israelíes contra el campo de refugiados de Jabaliya, nos preocupa seriamente que se trate de ataques desproporcionados que podrían constituir crímenes de guerra”, escribió el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos en la red social X.

El Ejército israelí anunció la muerte de otro soldado en los combates de Gaza, lo que eleva a 17 el número de muertos desde que se ampliaron las operaciones terrestres el viernes.

En medio de los crecientes llamamientos internacionales a una pausa humanitaria en las hostilidades, las condiciones en el enclave costero son cada vez más desesperadas bajo el asalto israelí y el endurecimiento del bloqueo. Escasean los alimentos, el combustible, el agua potable y los medicamentos.

El Dr. Fathi Abu al-Hassan, titular de un pasaporte estadounidense que esperaba cruzar a Egipto el miércoles, describió las infernales condiciones en Gaza, sin agua, alimentos ni refugio.

“Abrimos los ojos sobre gente muerta y los cerramos sobre gente muerta”, afirmó.

Los hospitales, incluido el único hospital oncológico de Gaza, se han visto obligados a cerrar debido a la escasez de combustible. Israel se ha negado a permitir que los convoyes humanitarios traigan combustible, alegando que los combatientes de Hamás podrían desviarlo para uso militar.

Ashraf al-Qudra, portavoz del Ministerio de Sanidad de Gaza, advirtió que el generador eléctrico principal del Hospital Indonesio había dejado de funcionar por falta de combustible.

El hospital estaba cambiando a un generador de reserva, pero ya no podría alimentar los frigoríficos de los depósitos de cadáveres ni los generadores de oxígeno. “Si no conseguimos combustible en los próximos días, llegaremos inevitablemente a una catástrofe”, afirmó.

Blinken parte de nuevo hacia Israel

El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, tenía previsto partir el jueves para su segunda visita a Israel en menos de un mes. Tiene previsto reunirse el viernes con autoridades israelíes, entre ellos el primer ministro Benjamin Netanyahu, para expresar su solidaridad, pero también para reafirmar la necesidad de minimizar las víctimas civiles palestinas, dijo su portavoz.

Blinken también hará escala en Jordania, uno de los pocos Estados árabes que han normalizado sus relaciones con Israel. El miércoles, Jordania retiró a su embajador de Tel Aviv hasta que Israel ponga fin a su asalto a Gaza. Israel lamentó la decisión de Jordania.

En Jordania, Blinken subrayará la importancia de proteger las vidas de los civiles y reiterará el compromiso de Estados Unidos de garantizar que los palestinos no sean desplazados a la fuerza de Gaza, una preocupación creciente en los países árabes, según su portavoz.

Blinken también proseguirá las conversaciones lideradas por Egipto y Qatar para garantizar la liberación de todos los rehenes retenidos por Hamás.

El mismo día, la Cámara de Representantes de Estados Unidos podría aprobar, con el apoyo de los republicanos, un proyecto de ley por el que se concederían 14.300 millones de dólares de ayuda a Israel.

Pero es poco probable que se convierta en ley, ya que se enfrenta a una dura oposición en el Senado, controlado por los demócratas, y la Casa Blanca ha amenazado con vetarla. El presidente Joe Biden quiere un proyecto de ley de 106.000 millones de dólares que financie Ucrania, la seguridad fronteriza y la ayuda humanitaria, además del dinero para Israel.