SOCIEDAD

Feria del Libro: Milei contra la cultura y la cultura contra Milei

Alejandro Vaccaro y Liliana Heker dejaron inaugurada la 48° Feria del Libro con virulentas críticas a la gestión de Javier Milei y sus ataques contra la cultura.

La inauguración de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires deja siempre tela para cortar en lo literario y también en lo político. Y esta 48° edición del evento cultural más importante del país, al que suelen concurrir más de un millón de personas, no fue la excepción.
Alejandro Vaccaro, presidente de la Fundación El Libro -organizadora del evento- y titular de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), abrió el acto de inauguración en la Rural y no dejó dudas sobre el “tono” que iba a tener el evento.Algo que se percibía de antemano y provocó que, a último momento y en un hecho verdaderamente inédito, el secretario de Cultura de la Nación, Leonardo Cifelli, desistiera de ascender al estrado o siquiera acercarse al escenario montado este jueves, prefiriendo recorrer las instalaciones de la Feria “como un lector más”, acompañado por la titular de la Biblioteca Nacional, Susana Soto Pérez.

Es que Vaccaro, reconocido también como biógrafo de Jorge Luis Borges, no tuvo empacho en fustigar al Gobierno Nacional y en particular a Javier MileiHabló de “flagrantes mentiras” de la gestión libertaria para no ser parte de la Feria y de órdenes gubernamentales para que el Banco Nación no fuera sponsor.

Además, sobre la participación en la Feria de Milei para presentar un libro, señaló que “implica una serie de erogaciones también extraordinarias que la Fundación El Libro no puede afrontar… Señor Presidente, se lo digo con una mano en el corazón: no hay plata”, afirmó para desatar fuertes aplausos de la numerosa concurrencia, vinculada mayormente al mundo editorial y de la literatura.

 

Algunos párrafos del discurso de Liliana Heker

A su turno, quien tuvo la tarea de dejar abierta la Feria, la reconocida escritora Liliana Heker, no tuvo empacho en preguntarse si “tiene sentido celebrar esta nueva emisión de la Feria del Libro en un país” que atraviesa las actuales circunstancias sociales y económicas.

“¿Tiene sentido celebrar esta nueva emisión de la Feria del Libro en un país en el que día a día crecen la pobreza y la indigencia, hay millares de despidos sin fundamento, la salud y la educación pública están en emergencia, la obra pública fue cancelada, nuestras universidades son desfinanciadas al punto de correr el riesgo de cerrar sus puertas, la investigación científica y tecnológica y el ejercicio de la ciencia y la tecnología están siendo devastados, toda institución o medio que favorece el desarrollo y la difusión de la cultura ha sido desvirtuado o borrado, se entregan nuestras riquezas naturales y el Estado parece ausente aun en caso de epidemia?”, se preguntó retóricamente.

Y se respondió: “Creo que el libro adquiere una significación muy especial en estos momentos. Por la inagotable diversidad de posibilidades que implica, y por ser el exponente de un amplísimo registro del conocimiento y del arte, me parece atinado instalarlo como un justo representante de todo lo que hoy es atacado en el campo de la cultura. Reivindicarlo entonces se me hace una cuestión imperiosa”.

“El acto de leer permite un diálogo libre y personal con cada cuestión en la que un lector elige sumergirse. Me refiero a la ciencia, a la filosofía, a la historia, a las religiones, al análisis político o económico o jurídico, al humor, a la mitología, al testimonio, a la biografía. Por eso, al referirme al libro estoy aludiendo a todo el amplio arco de la cultura. Y, en particular, a una condición asociada a la lectura, e irreemplazable: saber leer”, dijo Heker.

Y volvió a preguntarse: “Por qué esta intención manifiesta, por parte del Gobierno, de menoscabar o suprimir toda institución o medio de comunicación que favorezca o divulgue el conocimiento, el desarrollo científico, la creación artística y la formación universitaria”.

“Un intento de explicación que circuló cuando empezó a conocerse parte de estas medidas fue que habrían sido propuestas como una forma de distracción; para que pasaran a segundo plano otras medidas más pesadas, como podría ser la venta de nuestras riquezas naturales y empresas estatales, o la destrucción de la industria nacional y de las pymes en favor de los grandes monopolios. Sin duda una explicación tan ingenua solo podía estar provocada por la perplejidad inicial. O tal vez fue una manera de eludir toda asociación con la frase tan temible que se le atribuye a Joseph Goebbels: ‘Cuando escucho la palabra ‘cultura’ desenfundo la pistola’”, continuó.

En ese sentido, la escritora señaló: “Que los argentinos no analicemos los mensajes, que no sepamos leer, puede ser a nivel gubernamental un buen modo de evitarse problemas. Y sugiere una explicación probable para el ataque que se viene haciendo a toda institución o medio que favorezca el aprendizaje, el conocimiento, la reflexión, y la actividad cultural en general. El objetivo de ese ataque, conjeturé, sería reducir al máximo el número de los que saben leer: apocar, diríamos, al adversario potencial”, pero advirtió que “pese al empeño gubernamental no se ha podido conseguir, hasta el momento, una nueva y completa generación de ignorantes”.

“Sin embargo, me animo a arriesgar que, como objetivo, esto de ‘ignorancia para todos’ no va a llegar muy lejos. Ante todo, porque en momentos difíciles como el actual termina imponiéndose una lectura irrefutable de la realidad que no necesita de estudios previos: es la inducida por el hambre, y por la angustia de haber sido despedido del trabajo sin razón, y por cualquier otra injusticia que duele de cerca. Lecturas que –la historia universal y nuestra propia historia lo demuestran– encuentran su expresión en la calle. La calle que, pese a la intención oficial de demonizarla, es la voz de los que no tienen voz. Y de los que no son escuchados. Y de los que queremos que, junto a todos los demás, se nos escuche”, añadió.

Y concluyó: “Ahora, para terminar como corresponde estas palabras (por algo soy cuentista) brindo porque, en un futuro muy cercano, nuestra amada Universidad Pública esté funcionando a pleno y cada vez con más estudiantes, porque nuestras instituciones y medios culturales puedan trabajar por entero y con todo su personal para el desarrollo y la difusión de nuestra cultura; porque siga existiendo a través de los años, cada vez más pujante y más popular, esta Feria del Libro, y porque haya muchas otras Ferias del Libro a lo largo y a lo ancho de nuestro país. Cada vez con más concurrencia, cada vez con más creatividad, cada vez con más lectores”.