Patricia Bullrich intentó introducir sin éxito, durante el gobierno de Mauricio Macri, las pistolas Taser. Ahora volvió a la carga con una nueva clase de arma no letal. Cómo son.
Según señaló Bullrich “esta adquisición cubre una urgente necesidad de contar con armas no letales para situaciones en las que es necesario desarticular alguna amenaza que pone en riesgo la integridad física de ciudadanos o de los agentes de las fuerzas que están en acción”.
De acuerdo con el ministerio de Seguridad, se trata de mil dispositivos que cuentan con una distancia operativa de hasta 20 metros, de gran precisión, que permiten neutralizar la amenaza sin exponerse.
Mediante su uso se aplica un mínimo de fuerza, admite disparos indirectos (techos, paredes, pisos, vehículos, etc.) con posibilidad de desplegar compuesto químico que incapacita al agresor sin necesidad de impactar en su cuerpo.
Bullrich señaló que “la PSA trabaja en los aeropuertos que en general son lugares con gran concentración de gente, donde puede haber momentos de tensión por diversos motivos y necesitamos que haya menos armas letales y más armas no letales”.
“Por eso hoy la PSA, a través de su director nacional y la plana mayor, incorporó estos dispositivos que los oficiales llevan adelante, a la vista de la gente, junto a algo muy importante como una body-cam, es decir, una cámara que filma todo el procedimiento. Comenzaremos a dotar las unidades en los aeropuertos de mayor tránsito donde podrán tener un instrumento para defender a la ciudadanía, defender a los pasajeros y también a los empleados de las aerolíneas que muchísimas veces son agredidos por personas de actitudes violentas”, dijo.
Y agregó: “Decidimos comprar estos dispositivos porque se hacen en el país. Un problema serio que tienen las armas importadas es conseguir las municiones. Byrna es una marca extranjera que tiene un acuerdo y produce en una fábrica de armas nacionales”.
Los grupos especiales de la PSA realizaron una serie de ejercicios para demostrar el uso del nuevo dispositivo. La primera situación fue en el interior de una aeronave, donde Agentes Federales Embarcados encubiertos mediante el uso del sistema Byrna neutralizaron a un pasajero disruptivo que discutía con la tripulación e intentaba entrar a la cabina.
Otro ejercicio consistió en dos personas armadas que dentro de un auto se negaban a obedecer las órdenes del personal policial; tras fracasar la intervención del negociador, el Grupo Especial de Asalto Táctico empleó la lanzadera disparando un gas dentro del vehículo y detuvo a los transgresores.
El tercer caso simuló el hall de un aeropuerto donde un hombre aparentemente perturbado amenazaba a las personas presentes con un elemento contundente. Oficiales de la Guardia de Infantería Aeroportuaria (GIA) junto a un negociador lograron reducirlo tras lanzar al piso un proyectil con agente químico.
“Esperemos que esto ayude a reducir la violencia, a proteger la ciudadanía y a generar en las fuerzas la costumbre y la inteligencia de saber qué tipo de arma utilizar en cada momento”, finalizó Bullrich.