Polémica en el Vaticano por Angelo Becciu, el cardenal que Francisco obligó a renunciar y quiere votar al próximo Papa
Francisco le quitó al italiano sus “derechos asociados al cardenalato” en 2020, cuando quedó envuelto en un escándalo por la compra de un edificio en el centro de Londres.
En este argumento es respaldado por los sectores conservadores y deberá decidirse si los cardenales que participan en las Congregaciones Generales tienen eventualmente la potestad de revertir una decisión del Papa.
Al parecer, Becciu participó en la primera congregación general, el martes pasado. “Todos han sido invitados”, dijo Bruni, sin confirmar ni desmentir la versión. Pero lo cierto es que, mientras ya comenzaron a darse, fuera de los focos públicos, las clásicas comidas y tertulias en las que se tejen las maniobras precónclave, el “caso Becciu” es el que acapara la conversación.
Y la gran pregunta es si alguna vez en la historia le devolvieron a algún purpurado los derechos cardenalicios.
“La situación es muy distinta a todos los casos del pasado porque al momento no se conoce ningún documento papal que diga cuál es su estado, sino que nosotros simplemente conocemos un comunicado de la Sala de Prensa del Vaticano que decía que el cardenal Becciu perdía los derechos cardenalicios, pero ¿cuáles son los derechos cardenalicios?”, dijo a La Nación el sacerdote Roberto Regoli, profesor de historia de la Iglesia de la Pontificia Universidad Gregoriana, en una entrevista.
“No existe ningún documento papal que nos lo diga y en su momento el profesor Alberto Melloni (otro famoso historiador experto en la Iglesia Católica) comentó que la elección de un papa no es un derecho, sino un deber de los cardenales”, añadió.
Cómo fue el escándalo Becciu
Angelo Becciu es un cardenal italiano de 76 años que en 2023 fue condenado formalmente a 5 años y 6 meses de cárcel por delitos financieros. Fue el primer religioso con ese rango en ser juzgado por un tribunal penal del Vaticano. Pero antes, en 2020, Francisco le había quitado sus “derechos asociados al cardenalato” tras conocerse el escándalo.
Se comprobó que había comprado un edificio en el corazón londinense, en Sloane Avenue, una antigua sede de las galerías Harrods en el exclusivo barrio de Chelsea. Pero, además, durante el proceso surgieron otros delitos financieros, como donaciones de 125 mil euros que el cardenal ingresó en la cuenta de una asociación vinculada a la Cáritas sarda de Ozieri, su lugar natal, y que en ese momento presidía uno de sus hermanos.