La actividad industrial también sufrió una retracción acentuada, que alcanzó al 31,7%, de acuerdo con el relevamiento de CAME.
“La significativa depreciación de la moneda, la escalada de la inflación posterior a las elecciones y los cambios en las regulaciones de importación, que impidieron realizar compras durante algunas semanas, entre otras cuestiones, crearon un entorno marcado por la elevada incertidumbre y la disminución del consumo, factores que obstaculizaron los niveles de producción en el conjunto del sector manufacturero”, precisó la CAME.
Asimismo, añadió: “Además, se experimentaron períodos sin cotizaciones, con tasas elevadas de escasez de insumos, lo que llevó a que numerosas empresas suspendieran operaciones durante algunos días o adelantaran las vacaciones de su personal”.
Durante este mes, las empresas operaron con el 73,1% de su capacidad instalada, casi en los mismos niveles de noviembre (73,3%).
La estabilidad de esa variable en medio de una caída tan profunda se debe, en parte, a la salida del proceso productivo de algunas maquinarias sin repuestos disponibles y al achicamiento de unidades de negocios frente a la expectativa de un futuro recesivo.
En diciembre, el 53,4 por ciento de las empresas reportó dificultades para reponer stocks, especialmente en la obtención de materias primas e insumos.
Estos resultados surgen del Índice de Producción Industrial Pyme (IPIP) que elabora CAME, con una muestra que alcanzó a 410 industrias pyme a nivel federal.
El peor nivel de diciembre la tuvo “Metálicos, maquinarias, equipos y material de transporte”, con una baja anual de 35,7 por ciento en su producción, a precios constantes, seguida por “Maderas y muebles” (-34,4%).
En el acumulado del año, la mejor performance sectorial estuvo en “Textil e Indumentaria”, con un alza de 3,3% frente al período enero-diciembre de 2022, mientreas que la peor correspondió a “Papel e impresiones” con una caída del 16,7 por ciento.