La idea del gobierno de Javier Milei es imitar el modelo estadounidense en el que los afiliados a los partidos políticos aportan recursos para sostenerlos.
En el entorno del primer mandatario se lo considera un paso necesario “para transparentar los gastos de la política” en línea con “la batalla contra las castas que llevamos adelante”. Las autoridades contemplan incluir esta iniciativa en el marco del debate del presupuesto para 2025 en el Parlamento.
Habrá que ver cómo reciben los legisladores esta propuesta que seguramente generará mucha polémica. Al respecto, en medios oficiales se especula con que una carta de negociación puede ser que el recorte a las partidas destinadas a los partidos políticos se destine a engrosar el presupuesto universitario.
Como antecedente, cabe recordar que el Ejecutivo ya había planteado su intención de eliminar las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO). Las que se celebraron en 2023 demandaron una inversión de 10.618 millones de pesos. Sin embargo, días atrás en declaraciones radiales, el jefe de Gabinete Guillermo Francos reconoció que “no nos dan los números” en referencia a los votos necesarios en el Congreso para suprimir las primarias el año que viene.
Asimismo, en medios gubernamentales se comenta que “las conversaciones por el presupuesto marchan bien” y se confía en que finalmente será aprobado.
Las mismas fuentes ratificaron que el Ejecutivo sigue rechazando la recomposición de 8% en las jubilaciones propuesta por otras fuerzas políticas, pero también señalan que “podría analizarse en el contexto de dar una suma por única vez”. En fuentes oficiales sostienen que “todo está en la mesa de negociación” y que el espíritu oficial es que “las partidas se pueden eliminar, disminuir, modificar, pero nunca comprometer el equilibrio”.
Gasto político
En el último presupuesto aprobado, correspondiente al año 2023, se le otorgó al Ministerio del Interior una partida para Impulso al Desarrollo Democrático y Relaciones con la Comunidad por 48.500 millones de pesos, equivalentes a unos 164 millones de dólares de ese año, al tipo de cambio oficial.
En la actualidad, los partidos políticos cuentan con dos fuentes de financiamiento para su desarrollo institucional, funcional y para la consecución de sus actividades. Una es el sector público, mediante el aporte regular del Estado Nacional.
La ley 26.215 (de Financiamiento de los Partidos Políticos) establece que el Estado nacional debe distribuir dinero de forma equitativa entre todas las alianzas para la impresión de boletas. Para las actividades de campaña, los fondos públicos se distribuyen con 2 criterios: la mitad se reparte entre todos los frentes de forma equitativa y la otra mitad se asigna de acuerdo con los votos que ese frente obtuvo en la última elección para la misma categoría, según señala el sitio Chequeado.
La segunda fuente de financiamiento es privada, a través de los fondos provenientes de sus afiliados, donaciones u otras actividades propias con las limitaciones establecidas por la ley.
Entre otras restricciones, no pueden recibir contribuciones o donaciones anónimas, de entidades nacionales, provinciales, binacionales, multilaterales, municipales, entre otras. Tampoco pueden recibir fondos de permisionarios, empresas concesionarias o contratistas de servicios u obras públicas o proveedores de la Nación, las provincias, los municipios o la Ciudad de Buenos Aires.
La Cámara Nacional Electoral cuenta con una plataforma pública en la que quedan registrados todos los aportes en blanco. Sin embargo, especialistas advierten que en la práctica buena parte de los gastos de campaña provienen de aportes informales, tanto en dinero como en especies (como prestar un estadio para un acto, por ejemplo), que no figuran en los informes que se rinden ante la Justicia electoral.