Se trata de Alejandro “Rengo” Ficadenti y Sergio “Bebe” Di Vanni. Fueron identificados tras los operativos de la Policía de Investigaciones en la madrugada de este jueves.
La Policía de Investigaciones incautó dos millones y medio de pesos y tres teléfonos en los allanamientos que se realizaron en siete domicilios de las personas mencionadas en los que encontraron, entre otras cosas, $17.598.000 y celulares.
Las detenciones tuvieron lugar días después que trascendiera que Di María no regresará a Rosario Central por temor a estas amenazas.
Gonzalo Belloso, presidente de la entidad Canalla, aseguró: “La vuelta de Angelito es o fue un sueño para todos los hinchas de Central. A lo largo de este último año, creció la idea de que él venía, fuimos haciendo muchas cosas en conjunto y creíamos que estábamos en un gran momento para recibirlo. Nos informó del hecho de las amenazas que comenzó a poner en duda la posibilidad de venir, que no se sentía seguro y que iba a tomar una decisión una vez terminada la Copa América”.
“El sábado me dijo que no va a volver al club porque no siente las garantías de seguridad ni para él ni su familia. Nos duele porque lo queríamos y respetamos muchísimo su decisión. Es un caso cerrado”, agregó el dirigente, y afirmó: “No pidió jugar cuatro meses ni dos años. Este último tiempo pensó en regresar pero no se convencieron de eso. Nosotros pudimos contarle nuestras propias experiencias, tuvimos amenazas de todo tipo, verbales, críticas en mi casa, en lo de mi suegro, en lo de mi mamá. No quiere decir que todo el mundo tiene que hacer como yo”.
La familia de Ángel Di María fue amenazada el lunes 25 de marzo, alrededor de las 2.30, en una de las entradas privadas del barrio privado de Miraflores, situado en Funes, próximo a Rosario.
“Decile a tu hijo Ángel que a Rosario no vuelva más porque sino le cagamos matando un familiar. Ni Pullaro te va a salvar. Nosotros no tiramos papelitos. Plomo y muertos tiramos”, habría sido la amenaza que recibió la familia del jugador del seleccionado argentino.