Politica

Apareció el doctor Jekyll

En un giro total de realpolitik Milei convocó a los gobernadores a un acuerdo. No es la primer vez que se modera justo antes de chocar.

Javier Milei habló como presidente. Toda una novedad para el personaje que venía cabalgando el caos frenético de las últimas semanas. Fueron dos discursos. El primero largo y cuzado de las chicanas habituales contra “la casta”, que ahora integra, aunque atenuado. Sin gritos, ni insultos desbordados. Previsible y por momentos hasta aburrido. Un remix de su discurso de asunción, hasta las mismas cifras incomprobables.

Pero luego vino lo mejor. Sobre el final el asesino depravado Mr. Hyde se convirtió en el sereno Dr. Jekyll. Propuso un pacto a los gobernadores conciso y de un sentido común aplastante. ¿Quién bien intencionado puede estar en contra de buscar el equilibrio fiscal, bajar los impuestos, actualizar la legislación laboral, promover la explotación de los recursos de las provincias y limitar los gastos del Estado?

La sorpresa al final vino por un lado realmente sorprendente: la moderación. Cuando todos esperaban la furia, llegó la calma. Aunque bien mirado no es enteramente una sorpresa. En la campaña hizo lo mismo. Cuando todos esperaban su desborde final en los debates presidenciales apareció un Milei muy parecido al que habló ante la Asamblea Legislativa. Sacrificó brillo pero evitó despeñarse por el acantilado.

Y podemos hablar de cierto método. La agresividad, la teatralidad por momentos maníaca sorprende, atrae hasta de manera morbosa. Logra así centralidad, un elemento crítico en cualquier político con ambiciones serias. Y cuando esa dinámica amenaza con llevarse puesto todo lo que consiguió, frena.

La propuesta del Pacto de Mayo dirigida específicamente a los gobernadores implica también una dosis importante de realpolitik. No por nada llega después de comerse un baile en la pelea con Nacho Torres. El chubutense no sólo le copó la discusión pública, sino que arrastró a todos los gobernadores de la Patagonia en un desafío inédito a la autoridad presidencial, para terminar incluso recuperando vía la justicia los fondos que le quitaron.

Derrota en toda la línea para Milei, que acaso se apuró a cortar de cuajo con la convocatoria al diálogo, una insurrección federal que lo regresar a los tiempos previos a su adorado Bartolomé Mitre.

La idea de canjear como paso previo a la discusión del Pacto de Mayo un alivio fiscal a las provincias a cambio de la sanción de la ley ómnibus, ya había sido deslizada por Cristian Ritondo al ministro Guillermo Francos. “Tenes que hablarlo con los gobernadores”, le dijo. El diputado, que tiene una excelente relación con Milei que le valora que cuando era un paria en Diputados Ritondo siempre lo consideró, tuvo un almuerzo clave con el Presidente 48 horas antes de su discurso.

El manejo de la información es otro tema a destacar. Milei consiguió mantener en secreto el anuncio del Pacto. La sorpresa es un elemento central de la política eficaz.

La elección de Córdoba como sede del acuerdo es otra señal de realismo político. Milei luego de un acuerdo inicial con el peronismo cordobés había desbarrancado a una pelea total con el gobernador Martín Llaryora, muy popular en su provincia. Se trata del segundo distrito del país y donde obtuvo el porcentaje de votos más alto. No parecía buena idea ir a unchoque de frente con esa fuerza, más aún ante la amenaza del peronismo cordobés de postular el año próximo como diputado a Schiaretti, un prócer en esa provincia.

Sobre el límite, Milei parece haber entendido que no se puede gobernar con los gobernadores en contra.