SOCIEDAD

24 de marzo: Memoria, Verdad y Justicia en Argentina

Cada 24 de marzo, Argentina se detiene. No es un día cualquiera. Es un día para recordar, para reflexionar y, sobre todo, para no olvidar. Se cumplen 49 años del golpe de Estado de 1976, el inicio de la dictadura cívico-militar más oscura de nuestra historia. Una noche de terror que se extendió por más de siete años y dejó una herida imborrable en el corazón del país.

El golpe militar no solo interrumpió la democracia, sino que instauró un régimen de terror basado en la persecución, la tortura y la desaparición forzada. Más de 30.000 argentinos fueron secuestrados y desaparecidos. Detrás de cada número hay un rostro, una historia, un futuro truncado. Estudiantes, trabajadores, artistas, docentes, madres y padres. Familias enteras destrozadas por la violencia del Estado.

Pero la memoria no se apaga. A pesar del horror, de los intentos de silenciar el dolor, las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo fueron la voz incansable que gritó por los que ya no podían hacerlo. Su lucha, su valentía, su amor inconmensurable, siguen siendo el faro que ilumina el camino de la justicia. Gracias a ellas y a una sociedad que no se rinde, más de 130 nietos han recuperado su identidad, robada por la dictadura.

Hoy, como cada 24 de marzo, las calles se llenan de memoria. Miles de personas marchan en todo el país con la misma consigna: “Nunca más”. Es un clamor colectivo que trasciende generaciones. Es el compromiso de un pueblo que aprendió que el olvido no es opción, que la verdad es innegociable y que la justicia es un derecho, no una dádiva.

La democracia, que tanto costó recuperar, es el legado que debemos proteger. No es perfecta, no es infalible, pero es el único camino. Y cada 24 de marzo, alzamos la voz para recordar que no hay futuro sin memoria.

Porque olvidar es repetir. Porque la memoria es resistencia. Porque los 30.000 siguen presentes, en cada paso, en cada pañuelo blanco, en cada historia recuperada.

Porque son 30.000. Porque fue genocidio. Porque el grito sigue siendo el mismo: ¡Nunca más!